Nada mejor que unos buenos espumosos para combatir el calor de Agosto. Además aprovechamos la ocasión para celebrar con nuestro compañero Pedro su alegría e ilusión por ver materializado el sueño de crear un nuevo espacio de vino y cultura en la ciudad de Alicante, que sin duda dará que hablar y se convertirá en un referente para los chalados del vino de esta tierra que siempre descubrimos en estos Sancta Sanctórum alguna joyita para llevar a casa.
Como no podía ser de otra manera, nuestro anfitrión preparó una enorme selección de espumosos del mundo, de los que con mucho dolor de nuestro corazón tuvimos que seleccionar unos pocos para lograr salir de su local en más o menos correcta bipedestación. Hicimos una selección inicial de cinco, pero como ya sabemos con quien tratamos y nos vamos conociendo, entre pitos, flautas y flautines la cifra subió a la nada despreciable cantidad de 11 vinos para los ocho catadores que nos reunimos en esta ocasión.
En resumen podemos decir que el ambiente fue perfecto, la compañía siempre muy amena, con ese buen rollito que hace a este grupo grande donde los haya, y además muy divertido gracias a los dimes, diretes, flechitas y cañonazos a los que nos tienen acostumbrados algunos de nuestros compis y que hacen la velada superdivertida y por desgracia muy corta.
Creo que la cena-copa posterior a la cata fue digna de comentar, pero como dicen en las películas: “lo que pasa en Las Vegas queda en Las Vegas” y como yo no estuve en Las Vegas, hasta aquí puedo leer.
Vamos a dar un repasito a los cinco espumosos que catamos:
ARTADI BRUT VINTAGE 2.007. 100% Viura (12€)
VISTA. Amarillo dorado pálido con mucho brillo y destellos verdosos alimonados. Un color que no denota para nada los años que ha pasado en rima. Burbuja escasa, pequeña y bien integrada.
NARIZ. Algo reductiva al principio. Se muestra frutal (limón, orejones) y presenta un atractivo tono terroso perfumado (polvos de talco). Al rato se apoderan de la nariz las notas cítricas (pomelo).
BOCA. Muy buena crema, bastante expansiva. Acidez muy viva. Final muy largo y casi agresivo por l alta acidez, que deja recuerdos a cítricos y herbáceos (vinagrillos).
CONCLUSIÓN. Un espumoso de aspecto y hechos muy jóvenes y potentes para tratarse de un 2.007. Un cava fresco, donde se echan un poco en falta esas notas de levadura y evolución propias de un gran reserva. La variedad por separado no da mucho más de sí y se demuestra que no tiene un buen potencial de envejecimiento en rimeros. Una pena tener un cava todos estos años criando para no sacar nada positivo de esa crianza.
SEKT DEL MOSELA FANTASIE DER SCHIEFERTERRASSER HEYMANN-LOWENSTEIN. 100% Riesling. Vintage 2.002, degollado en noviembre del 2.005 (26,60 €)
VISTA. Amarillo dorado intenso tornando a oro viejo, con destellos dorados oscuros. El color va acorde con la edad del vino. Burbuja pequeña que forma rosarios continuos.
NARIZ. Eminentemente dulce, con notas de bollería, crema pastelera, compota de manzana, e inequívocas notas botríticas. La nariz se comparó con un chenin blanc del Loira.
BOCA. Muy buena integración de la burbuja con una crema suave y relajada. El paso es muy glicérico teniendo mucho peso en boca y sedosidad. A las notas dulces y frutales se une un amargor algo subido que recuerda al pomelo confitado. Final muy largo donde predomina el recuerdo amargoso de la corteza blanca de limón.
CONCLUSIÓN. Un vino que no deja indiferente a nadie. Toda una sorpresa para los sentidos al descubrir un concepto de vino de calidad que cumple las expectativas de un buen Riesling de cosecha tardía -incluyendo su textura glicérica-, pero con la sorpresa o el atractivo añadido de la burbuja, que nos abre todo un mundo de armonías a la hora de llevar a cabo un maridaje original y sorprendente.
CHAMPAGNE JOSÉ MICHEL & FILS BRUT. 100% Pinot Meunier. Sin añada (28 €)
VISTA. Amarillo dorado claro pálido con destellos grisáceos que denotan juventud. Gran cantidad de espuma formada por una burbuja algo gruesa y poco integrada en el líquido, que forma una gran corona en la superficie de la copa. Rosarios continuos.
NARIZ. Equilibrio entre notas dulces (bollería, masa de brioche fermentada) y frutales (manzana reineta y lima). Buena intensidad y conjunto aromático equilibrado.
BOCA. La burbuja explota literalmente en la boca creando una crema potente y bastante fina, lo que sorprende agradablemente al haber visto el diámetro de la burbuja. Entrada ligeramente golosa, que pronto se ve equilibrada por una boca fuerte y vinosa donde se detecta una buena carga alcohólica que junto al dulzor inicial lo hace algo pesado o como mínimo poco liviano. Final bastante largo donde la acidez está presente, pero no discordante.
CONCLUSIÓN. Un vino que demuestra calidad, integración de conceptos y potencia envuelta en sensaciones sedosas y golosas. La hermana “pobre” de la trilogía de variedades champanesas se porta muy dignamente en solitario y produce un resultado que supera las expectativas que se tenían puestas en él.
FRANCIACORTA MONTENISA BRUT. Chardonnay, Pinot Blanc y algo de Pinot Noir. El vino base ha fermentado parcialmente en madera. 30 meses de crianza. (25 €)
VISTA. Amarillo dorado intenso tornando a ámbar claro, con destellos cobrizos. El color nos avisa de la crianza. Burbuja gorda, algo grosera y poco integrada en el líquido (va por libre). Crea bastante espuma que desaparece sin formar corona.
NARIZ. Ofrece una primera oleada de ahumados sutiles, terrosos y tostados, para dejar paso a notas de levadura y autolisis, con mucha almendra, algo de hinojo y un sutil perfume a flor de azahar.
BOCA. Se presenta extremadamente seco, formando una crema gruesa que recuerda más a un gran vass que a un método tradicional. El centro de boca combina sensaciones vegetales agradables con fruta maura, amargor presente pero comedido y cierta sensación licorosa que potencia la persistencia del vino en el final de boca, medio y sin sobresaltos ni excesos.
CONCLUSIÓN. Vino potente, con la burbuja algo por libre y adoleciendo de marcadores de calidad. La RCP le traiciona, ya que no da la talla de un espumoso de su segmento.
COLET NAVAZOS RESERVA EXTRA BRUT 2.007. D.O. Penedés. Predominio de Chardonnay. Vino de Jerez en el licor de expedición. 41 meses de crianza (22 €)
VISTA. Amarillo dorado oscuro virando a ámbar claro, con destellos de oro viejo. Muy brillante. Poca burbuja y de tamaño pequeño, formando rosarios de subida lenta.
NARIZ. En un principio se presenta algo neutra, quizá por un exceso de frío. Caldeando la copa comienza a dar tímidas notas de nata, cítricos (limón, lima) y alguna laca. Cuando se atempera por completo, sube la intensidad, pero no varía sustancialmente la paleta aromática.
BOCA. La burbuja se muestra potente, creando una crema muy fina y de calidad. Entrada bastante seca y centro de boca donde se detectan unos tostados muy agradables que no estaban en la nariz, frutos secos (almendra tostada y avellana). Estas notas se equilibran a la perfección con notas de levadura y bollería y con ciertos toques herbáceos y alimonados que atenúan levemente un conjunto muy potente y con gran presencia. El final se presenta bastante largo con recuerdos entre cítricos y amargosos (pomelo), no olvidando cierto punto elegante de acidez.
CONCLUSIÓN. Un vino que derrocha elegancia, presencia y fortaleza, cuerpo y longitud. Estamos ante el representante de un nuevo concepto de espumosos que buscan la singularidad sin irse para ello a estridencias ni frikismos. Con este vino se puede maridar una comida completa jugando simplemente con la temperatura. Un buen hallazgo.
Fuera de la cata programada, pudimos probar un cava de CHOZAS CARRASCAL BRUT NATURE RESERVA, con Macabeo y Chardonnay, que no emocionó demasiado aunque se le diera su oportunidad por ser de la Terreta. También se cataron dos vinos franceses de Cótes-du-Rhóne, el rosado PERLES DE AURORE y el tinto LE CORNUDE, que quizá por una mala conservación durante el transporte habían pasado a mejor vida, si es que alguna vez tuvieron una vida mejor. También del Ródano catamos un CHATEAUNEUF DU PAPE que nos recordó a los clásico riojanos de antaño en cuanto a evolución y notas de senectud frágiles y delicadas. Este al menos se salvó de los críticos catadores y obtuvo un aprobado.
Seguimos la cata con un VIN DE PAYS DU VAL DE LOIRE 2.009, elaborado por Guy Bossard con la variedad Cabernet Franc, siguiendo prácticas estrictamente biodinámicas, certificadas por DEMETER. Sorprendió su aspecto de rosado algo subido, su nariz golosa y sin defectos ni suciedades “Hippies” y la boca de tinto que no defraudó y contrastaba enormemente con la vista y la nariz. Otro pequeño hallazgo. Para el final descorchamos un vino tinto de la Axarquía malagueña, SEDELLA 2.009, vino de altura por la altitud A LA QUE están plantado el viñedo, de las variedades Romé y Garnacha tinta, que se presentaba muy vivo de color, con buena capa y azulados que denotaban buena extracción y bastante juventud. La nariz muy atractiva y frutal, pero en boca se fue un poco a la línea de vinos acuosos y lineales que quizá en esas alturas nos dé el mediterráneo. Correcto y atractivo hasta que nos enteramos del precio al que lo quieren comercializar. Quizá el señor Lauren Rosillo debiera pasarse por un par de enotecas y comparar calidades y precios antes de fijar el suyo. Ah, por cierto, los más puntuales nos llevamos como premio la cata de un decimosegundo vino, en este caso un blanco italiano, CASTEL FIRMIAN 2.011, de la D.O.C. Trentino y elaborado con la variedad Traminer Aromático, que nos convenció por su nariz comedida y agradable y por su boca seria y elegante.
Hasta aquí la crónica de una fabulosa cata que nos hizo más llevaderos los calores del verano y sirvió para que hasta en pleno agosto demostráramos nuestro compromiso de seguir en contacto, reafirmando la calidad técnica y humana de este grupo de cata que, a veces queriendo y otras sin querer, al final dará mucho que hablar. Un saludo y hasta la próxima.
